domingo, 23 de agosto de 2009

Más es mejor


Hace cuatro años y medio que escribí la primera entrada de mi blog primogénito. Se me antoja poco tiempo... Yo casi tengo la impresión de haber nacido con él bajo el brazo. En ella relataba cómo el cierre de una peluquería había derrumbado mis planes, y cómo una apariencia determinada es capaz de generar pensamientos -prejuicios- determinados, a expensas de la verdad. Mencionaba mi nuevo interés en resultar guapo, directamente provocado por la aparición de mi primera novia, y describía con desdén a un compañero de clase por sus ideas retrógradas e, incluso, fascistas. No lo he vuelto a ver desde que dejé el instituto. Hoy, me encantaría encontrarlo por la calle y poder preguntarle qué ha sido de él estos últimos tres años.
El tiempo es misterioso. Transcurre a una velocidad pasmosa, mayor cuanto mejor conocemos nuestro entorno. La rutina es una máquina del tiempo que nos conduce raudos al lecho de muerte. Cuando los días no se diferencian los unos de los otros, sólo queda preguntarse cuándo llegará el último, y, cuando llegue, nos preguntaremos cuál fue el primero. El círculo de la entropía.
Recuerdo mi primer año en la facultad. Estudios nuevos, amigos nuevos, hogar nuevo. Fue un año de aventuras, de madurez y descubrimiento personal. Entonces me parecía tortuoso y, en ocasiones, escalofriante, pero ahora lo considero el más satisfactorio de mi vida. La diversidad de experiencias dilató el paso de los días y lo hizo no solo interesante, sino también extenso. Es como cuando vas a contarle una anécdota a alguien. Cuantas más cosas tengas que contar, más largo será tu relato. Así, cuando grabamos en nuestro cerebro lo que nos sucede, concebimos más largo un día en el que hemos obtenido nuevas experiencias -y, por ende, un día en el que hemos aprendido cosas- que un día desperdiciado en la absorta comodidad del sofá.
Esto me lleva a un tema que estuve discutiendo con mi hermano hace unos días. Existen muchas maneras de pensar, diferentes caminos en la vida que una persona puede tomar, y yo no soy quién para juzgarlos. Es más, la única condición que exijo a la hora de respetar una filosofía es que sea coherente con sus propios principios. Respeto al estoico desencantado que considera la vida un cenagal que hay que atravesar por algún motivo olvidado. Respeto, de la misma manera, al hedonista desentendido que encuentra en el placer su religión. Yo mismo tengo buena parte de ambos. No obstante, creo que sólo hay un sendero verdaderamente válido, lógico, y creo también que todos lo admitimos en algún momento de nuestras vidas. Solamente hay una razón para ignorarlo: el miedo.
Al nacer, se nos hizo entrega de dos cosas. Dos regalos básicos que a la vez son nuestra perdición: el tiempo y el espacio. Simplificando, todos los avatares de nuestro mundo conforman el espacio, y nosotros nos limitamos a explorarlo dentro del tiempo que se nos ha dado. Es como un saco que se va llenando de experiencias. Todos querríamos ver nuestro pequeño saco lleno, pero a menudo se nos antoja una tarea demasiado ardua, o incluso imposible. Bueno, he aquí la verdad: nada es imposible. Todo es cuestión de voluntad.
Cabe destacar que en esta cuestión no tienen ninguna relevancia ni los valores ni la mentalidad. Tanto da que hablemos de un comprometido cirujano o de un alegre violador de mujeres, lo cierto es que, para cualquiera de los dos, más es mejor. Lo importante es vivir nuevas experiencias... en nuestras manos queda la elección de su naturaleza.
Todo esto responde obviamente al tópico de los tópicos, carpe diem, pero no debe ser entendido como una apología de la vanidad, ni mucho menos como un desprecio hacia lo intelectual. La palabra “experiencia” puede transmitirnos una idea equivocada, pero hay que tener en cuenta que nuestra mente forma parte del espacio inexplorado que se nos ha concedido, y que tanto el pensamiento como el acto del análisis o la creación son experiencias en sí mismas. Todo vale, en definitiva, mientras se mantenga la repetición y el tedio a una distancia prudencial.
Y de eso se trata. El estancamiento, por definición, no aporta más que aburrimiento, impotencia y desesperación. Es el responsable del hambre, la ignorancia, la intolerancia, la monogamia, el fanatismo y el conservadurismo, de que los días pasen rápido, y de que nuestra existencia resulte tan insignificante, aislada, autocomplaciente... El estancamiento es la negación del interés. Representa la subsistencia, más segura que el progreso; a todas luces una postura cobarde. Lo único que nos une a ella es el miedo. Un miedo dimanado del deseo de salvaguardar nuestro tiempo, es decir, de vivir, pero, ¿de qué sirve ahorrar si no vas a gastarte nunca el dinero? El tiempo no tiene ningún valor por sí solo.
El tiempo se cambia por recuerdos.
Los recuerdos son lo último que nos queda. Se confunden con el paso de los años y cristalizan en forma de instantes huérfanos e ideales que parecen estar al alcance de la mano. Pero no puedes tocarlos... ni tampoco huir de ellos. Se acuestan contigo. Se mudan contigo, se van de acampada contigo. Incluso te acompañan a las fiestas, aun sin estar invitados. Los recuerdos siempre están ahí. Pero no puedes tocarlos.
En cambio, sí puedes aprender de ellos, y eso es lo que de verdad importa. Aprender es mejorar, crecer, madurar, evolucionar. Es acercarte a la verdad última, asomar la cara a través de los barrotes. Es lo único por lo que vale la pena perder el tiempo. Lo único por lo que vale la pena levantarse por las mañanas, armarse de valor y salir a la calle.
Abre la puerta y cómete el mundo.


7 comentarios:

  1. no pueda mas que estar deacuerdo contigo en todo,lo de ahorrar el dinero y no gastarlo me recuerda a madre,ella siempre nos ha dicho eso,de que sirve tener tantas cosas si no puedes disfrutarlas.lo que gusta a mi es descubrir cosas nuevas,explorar aprender de las ideas y experiencia de los demas,estos dias lamentablemente(hace un mes en concreto)mi vida es en parte mas monotona(sandwiches,hospitales..)pero bueno,siempre hay hueco para experiencias y aprendizajes nuevos.para mi ahora mismo el tiempo pasa lento y rapido al mismo tiempo.

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  2. Me encanta como escribes porque nos haces reflexionar a todos. A ver si algún finde que estés libre te vienes a un coffee o algo, que los de hace cuatro años y medio seguimos aquí todavía :P

    Marina.

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  3. Mañana me tiene que llamar Kiko para ver vuestro nuevo y flamante apartamento! Déjate caer por allí y te veo el pelo ó_ò

    Thanks for the kind comment sister :)

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  4. Yo también recuerdo ese primer año de universidad con mucho cariño, en parte, gracias a ti y a nuestras aventuras.
    Encuentro muy atractiva tu forma de escribir filosofadas. Me siento incluso identificado con ellas. Me encantaría leer un relato con texto e imágenes tuyas... siempre y cuando lo hagas después de acabar tus aportaciones a mi proyecto, claro...
    En fin, daré por finalizado mi primer comentario como blogger realizando tu sugerencia. =)
    C:\target>exit and eating the world.exe

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  5. Madre mía Mig, qué pedazo de comentario te has currado, yo que pensaba que no sabrías hilar tres palabras seguidas... XDDDD

    Es broma acho!!


    Y tu blog para cuando?

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  6. Acha, eh que no sé ningún nombre así molón. Además, ahora estoy liao con lo de los 2nd.
    Claro que tú tampoco tienes ninguno, si no me equivoco.

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  7. Todos a crearse blog. Es lo último en moda verano-otoñal.

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