domingo, 2 de mayo de 2010

Misión espacial


El capitán observa la lejanía con tristeza; casi no hay estrellas que brillen más allá de la proa de su nave espacial. La tripulación llora desconsolada, porque no ha encontrado un planeta habitado desde hace más de quinientos años, y el universo comienza a quedarse atrás. Se abrazan entre ellos y tratan de recordar; tratan de pensar en aquello que los llevó a enrolarse en la expedición.

Qué fue de sus ilusiones, qué fue de sus objetivos. ¿Descubrieron vida inteligente? Un puñado de especies. Amables, felices... ninguna quiso volver con ellos a la Tierra. Ni un solo miembro de ninguna de ellas quiso poner un pie en su nave. Rechazados una y otra vez, los seres humanos se maldijeron y se avergonzaron de su misión; y vagaron, de un planeta a otro, manteniendo el rumbo, pero no el corazón.

El fin del universo está cerca y nadie quiere regresar. El capitán y el segundo de a bordo se miran conmovidos; el primero agacha la cabeza, asintiendo en silencio. El segundo de a bordo da la orden y la nave salta al hiperespacio.

La humanidad se pierde en la oscuridad, junto con sus sueños y esperanzas. Sus hijos no conocerán la luz de las estrellas.

2 comentarios:

  1. Al fin y al cabo, estamos solos.

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  2. la humadad se perdera tarde o temprano pero quiero pensar que no estamos solos del todo aunque supongo que ese pensamiento sale de mi vena demasiado optimista.

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