sábado, 12 de septiembre de 2009

No es tan sencillo


Debería dedicarme a dibujar y olvidarme de todo lo demás. Cualquier otra persona haría eso en mi lugar. Pero lo cierto es que siempre he sido un chico gris, que sabe un poco de todo y mucho de nada, y no consigo concentrar mi atención en un único objetivo durante mucho tiempo. Me aburro con facilidad, pero no es solo eso, también es que hay muchas cosas diferentes que despiertan mi interés. Mi vida es el arte, pero el arte no es sólo dibujar. No es tan sencillo.
Todo lo que escapa de alguna manera a la intención de desempeñar las funciones vitales forma parte del arte. Es cierto que, en última instancia, todo puede traducirse en necesidades fisiológicas básicas: por ejemplo, la realización de un bonito cuadro puede ser considerado un reclamo sexual, puesto que implica la exhibición de una habilidad personal única y, por lo tanto, de una cualidad deseable para la evolución. Sin embargo, esta clase de actividades es la que nos ha diferenciado de los animales -si entendemos que existe tal diferencia-, porque sólo está ligada a su función de manera sutil y porque nace, principalmente, del impulso de crear lo que somos capaces de imaginar. Arte es, en definitiva, todo lo que tiene que ver con la expresión de la inteligencia, desde la música hasta la aeronáutica espacial.
Algunas personas podrían criticar esta afirmación, podrían decir que sólo es arte aquello que transmite la belleza, o que para el arte no es necesaria la inteligencia, sino el talento.
Ambos son términos confusos, no tanto en su origen, pero que han sido terriblemente distorsionados por la sociedad. El concepto de belleza hoy en día se atribuye a todo lo que nos hace sentir bien, todo lo que genera placer visual o estético. Ha sido relacionado con lo sagrado que hay en el espíritu y en la mente, pero lo cierto es que las características propias de la belleza impiden, irónicamente, toda idealización. La belleza es la simetría, las curvas, los colores delicados y las texturas suaves. La belleza es todo lo que evoca a la salud, a la mujer, y a los niños. De nuevo, las funciones vitales: lo bello nos parece bello porque nuestra naturaleza nos dice que lo es, para que lo amemos y lo protejamos, con el objetivo indiscutible de facilitar el desarrollo de la especie. Objetivamente, la belleza no es más que un instinto terrenal: no significa nada. Decir que el arte debe transmitir belleza es cerrar demasiado el abanico de sus posibilidades.
El talento, por otro lado, está muy sobrevalorado. Quien ha jugado a rol sabe que, casi siempre, todo personaje tiene unas pocas propiedades básicas a partir de las cuales se desarrollan las demás. La fuerza, la destreza, la percepción... eso es el talento. Una leve predisposición natural, mitad fruto de la genética, mitad fruto del entorno en el que ha crecido. Pero el talento en sí mismo ya implica inteligencia, dado que se manifiesta a través del cerebro, y, de todas formas, no sirve de nada por sí solo. Necesita la adquisición de habilidades para florecer. Es ingenuo pensar que un genio lo es simplemente porque tiene unas manos privilegiadas: detrás del éxito está siempre el trabajo duro.
Y cuando digo éxito me refiero a la calidad del artista, no de su obra. Un artista puede ser valorado según su capacidad para conseguir que su creación termine siendo tal y como la había concebido en su mente -y esto puede incluir también el uso del azar y el subconsciente, no olvidemos a los dadaístas y a los surrealistas-, y también por su adaptabilidad al medio empleado, sin embargo, la calidad de una obra de arte no puede -ni debe- ser juzgada con demasiada seriedad más allá de lo que atañe a la originalidad histórica. Sólo podemos decir que una obra de arte es mejor o peor si conocemos a priori la intención del artista. Si no, lo único que podemos es observar una serie de datos, de niveles o grados. Un cierto grado de impacto visual, un cierto grado de realismo, un cierto grado de abstracción... si en este punto aventuramos que una obra es mejor que otra, nos abocamos a la especulación. Podemos tratar de intuir lo que el artista pretendía con su obra, pero el propio creador podría estar intentando despertar tal intuición en nosotros, engañándonos.
Por ello, a la hora de valorar, debemos mantenernos neutrales, saber detectar esos grados, que a unos pueden gustar y a otros no, pero que en el fondo no afectan a la obra, sino al espectador. Y prestar especial atención a su originalidad. La originalidad siempre es buena. Aunque la obra no guste, la originalidad construye puentes que otros artistas podrán cruzar en el futuro.
Hoy en día el arte tiende a mezclarse en manifestaciones muy heterogéneas. Es el momento más indicado para atender a todo esto. Los videojuegos son un claro ejemplo que no sólo nos enseña que se puede fusionar la literatura, la imagen, la animación, la música, la escultura y el cine en un solo producto, sino también que la informática, la ciencia, es parte del arte. Es una de esas cosas que también despiertan mi interés. Es parte de la inteligencia de la humanidad.
Parte de sus sueños.

4 comentarios:

  1. No estoy del todo contento con esta entrada, porque es un batiburrillo de ideas que en el futuro quiero escribir de manera más seria y ordenada. Además, dentro de unas pocas horas me voy a Madrid a ver a Katatonia en directo, así que ni siquiera la he releído entera (y por supuesto, nada de ilustración... me la curraré en volver).

    Simplemente tocaba escribir algo, debo forzarme a ello, porque cada vez me cuesta más. Espero que al volver pueda encontrarme con un poco de feedback en los comentarios.

    Os quiero.

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  2. pues yo precisamente gris no te veo,te veo mas de colores variopintos y energicos.es logico que te disipes de lo que estas haciendo para fijarte en otras cosas artisticas y atrayentes de alrededor,es bueno que te llame hace muchas cosas creo que enriquece y habre la mente,aunque supongo que siempre procurando terminar lo que uno empieza.lo de la belleza en el arte y en la vida en realidad es bastante subjetivo,podemos estar viendo algo horrendo segun los canones de la sociedad y que a titulo personal nos parezca bello,a mi me pasa mucho.en lo del talento y la inteligencia,yo no tengo demasiados talentos artisticos aunque si opino que la inteligencia es una importante base que acompaña a ese mismo talento,y en cuanto a los videojuegos espero que la gente se este dando cuenta de que son una fuente de cultura y arte con todas sus letras y en mayusculas y ademas una de las experiencias con las que vives mas intensamente las historias.
    espero que lo pases muy bien en el concierto de katatonia,ya nos contaras a la vuelta que tal.
    saludos cariñosos mercurianos.

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  3. He estado indagando sobre el tema del talento... Siempre me ha parecido una palabra que suena muy pomposa, con mucho peso. Como bien dices tú, sobrevalorada.
    Pienso que muchas veces el talento está escondido, bien porque no ha habido momento para que se manifieste o porque la persona no ha querido "desarrollarlo".

    Me hace gracia cómo tratas el tema de la valoración de la obra de un artista. En mi opinión pones por los suelos a los críticos,(y a toda persona que se dedique a criticar) puesto que ninguno de ellos valorará nunca lo suficientemente bien la obra de cualquier artista. Pero esto me lleva a pensar: ¿entonces nadie puede estimar la calidad de una obra? Creo que no, por eso el arte es subjetivo.(Como bien pudimos comprobar en Fuenlabrada XDDDDD)

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  4. Un Artifex Mas... te regalo esa palabra, investiga bien lo que es ( si no lo sabes aun ). La trascendencia de las acciones y del fluir del cosmos se manifiesta en la fuerza con la que la voluntad divina de la eleccion empuja la realidad, Davincci era un artifex.Poca coherencia ?, todo esta relacionado con todo, mas de lo mismo, o cada vez menos similitudes... quien sabe. Mas que las palabras es agradable la sensacion que dejaste en mi. leiste algo de eso en mi espacio, se que sabes de que estoy hablando, mis mas sinceras reverencias hacia tus obras.

    NaeL

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